Empecemos diciendo ¡ qué bien lo pasamos!
Cuando viajábamos en coche hacia Odeleite nos preguntábamos cuantos participantes acudirían a nuestro primer evento. De Huelva íbamos cinco. Después de cafés y torradas en el Bela Vista y cuando nos disponíamos a comenzar la ruta, llegó un coche con dos personas. Bajaron y se presentaron, João y Nuno, diciendo que venían para la ruta de Gravel Café.
Sus bicicletas no eran precisamente gravel/ciclocross, si no dos BTT, y la de Nuno presentaba un aspecto que invitaba a la desconfianza. ¿Cuantos kilómetros podría hacer sin averiarse? Sin embargo los dos colegas portugueses iban a darle a la jornada un interés y un encanto especial. Dos tipos con buen rollo.
Por el camino hacia Foz de Odeleite nos cruzamos con este rebaño de ovejas. Tras este primer tramo, dejamos la tierra para rodar por el asfalto de la M-507 hacia el Norte, hasta que añadimos una variante en el recorrido previsto, subiendo hasta el Pontal por el camino de tierra que discurre por un olivar pegado al Guadiana.
En todo el recorrido se alternaban sectores de tierra y asfalto. De los primeros uno de los que mayor desnivel presentaba era el que nos llevaría hasta la aldea de Torneiro. En estas subidas los colegas portugueses se desempeñaron muy bien, demostrando que importan más las piernas que las bicicletas.
En Torneiro hubo reagrupamiento y tuvimos tiempo para charla y fotos alrededor del horno comunitario de la aldea.
Esa mañana el camino que nos acercaba a Pereiro tenía el piso bastante bien y recorrimos el tramo a buena velocidad. Paramos en el Café Central para el avituallamiento previsto. Antes se despidió Nuno, que no disponía del tiempo necesario para completar toda la ruta y se volvería a Odeleite por carretera.
Desde Alcaria Cova en adelante, se presentaba uno de los tramos de asfalto más largos, con la Ribeira da Foupana como punto más destacado, lo que suponía una bajada en su primera parte y una larga subida, con dos tramos empinados para llegar a Soudes. En esa aldea la carretera está bordeada por sorprendentes «esculturas artesanales» y allí nos hicimos algunas fotos, antes de iniciar el siguiente tramo de tierra en dirección Sur de conexión con la Via Algarviana.
El ritmo y la velocidad casi siempre fueron amables, lo que permitía la conversación, especialmente con el «amigo» João Luis Veia, ciclista comunista, con el que charlaba sobre amigos y conocidos comunes del Baixo Guadiana y de política y poesía (Poeta Castrado, Não!).
Recorrido total de 66 km, que fue del agrado de todos.
El día de la ruta coincidió con el aniversario (cumpleaños) de João Luis y al acabar la comida, en la que participaron su esposa Margarida y su hijo Francisco, fuimos partícipes de la celebración, nos invitaron a tarta y vino espumante y cantamos «cumpleaños feliz». Reímos y disfrutamos. Muito Obrigado.